sábado, 6 de marzo de 2010

La vergüenza

La tarde del día jueves 4 de marzo de 2010 pasará a ser considerado uno de los días más oscuros en la historia de la Unión Cívica Radical.
Ese día en el Salón de Actos del primer piso del Comité de la Provincia de Buenos Aires, sito en la Avda. Paseo Colón 669 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con la presencia de unos 26 delegados sesionó el Plenario de Delegados presidido por Dr. Daniel Salvador.
Con más delegados haciendo ostentación de sus cargos en la Mesa Directiva, que aquellos que ocupaban sus asientos en el salón, el Plenario resolvió que cesara la intervención en la totalidad de los distritos intervenidos antes de ahora, con la excepción del Distrito Vicente López.
Sin ninguna argumentación seria, racional y militante, unos 14 delegados votaron sostener esa INTERVENCIÓN que impide a los afiliados del distrito a elegir a sus representantes.
Quiero señalar que hay sólo cinco personas felices con esta decisión vergonzosa: Leopoldo Moreau, Federico Manuel Teobaldo Storani, Ricardo Ortiz (ex Presidente del HCD de Vicente López y "funcionario estrella de Enrique García"), y los Concejales Gracias a los Dedos Mágicos de los Amigos y del Lic. Dante Mario Caputo -, digo los electos concejales Gustavo Debenetti y Paola Caputo, en representación de lo que otrora fuera la CON y el CONFE.
Quienes, como en mi caso militamos en la UCR desde hace casi treinta ocho años; acompañando el desarrollo del brazo universitario de nuestro partido cuando no todos lo que militaban en la UNE Franja Morada pensaban ideológicamente de la misma manera, hicimos oír voces distintas en frentes de masas como sindicatos, cooperadoras o clubes de barrio, colaboramos en las gestiones gubernamentales de Raúl Alfonsín y Fernando De La Rua (tanto en la ciudad como en nación), hicimos oír en absoluta minoría nuestra oposición y por ello atravesamos un largo desierto, porque considerábamos que no se debía apoyar las Instrucciones al Fiscal Militar, la Obediencia Debida y el Punto Final, y fuimos honrados mediante elecciones para ocupar cargos partidarios en representación de afiliados en más de una ocasión y desde distintos lugares, no puedo menos que avergonzarme por la decisión que se adopto el jueves a la tarde.
Lo decidido en la tarde del jueves, fue una vergüenza en todo sentido; el plenario fue convocado a las 15, comenzó a deliberar pasadas las 16 hs y terminó de sesionar a las 17 hs, trámite exprés, si los hay u hubo, un auténtico despropósito, sobre el que se tendrá que expedir otros organismos partidarios por la sinrazón de la medida adoptada, y con seguridad la Justicia Electoral; sino prima la cordura y recapacitan aquellos que ayer impulsaron e impusieron un número insignificantes de voluntades que pretende construir un argumento político sobre falacias y el miedo a perder espacios de poder.
Quiero resaltar la dignidad de Daniel Salvador que intentó sólo en medio de un desierto de ideas y de mentes afiebradas, pasar a un cuarto intermedio primero y llegó a sostener después que creía que le cuerpo no estaba habilitado a tomar esa decisión.
Una decisión discriminatoria, arbitraria y antidemocrática de parte de quienes se llenan la boca hablando de democracia, respeto a las instituciones, criticando a la familia imperial de las comarcas pingüinos, son los mismos que hacen exactamente lo mismo desde los órganos de conducción partidaria en la Provincia de Buenos Aires, hablan de ética, cohesión social, representación, pero a la hora de las efectividades conducentes como diría Hipólito Yrigoyen, o bien se cagan - como decimos en castellano clásico el café de la esquina-, con tal de mantener sus posiciones de privilegio.
Intentó tibiamente y sin éxito el sector "Punto de encuentro radical" a través de alguna intervención de revertir lo que parecía una decisión tomada de antemano ya que no hubo debate y digo tibiamente por que habría que retirarse y dejar sin quórum a estos personajes del pasado.
Repiten los argumentos vertidos en día que llevaron a Ernesto Sanz a San Isidro y Vicente López, acto sobre el que no le avisaron a nadie, salvo que hablaron de más en algún lugar y a la hora del evento, al llegar al Comité de Distrito había afiliados y militantes de otros sectores distintos de los convocantes que mayoritariamente exigieron el cese de la intervención y la democratización del distrito, frente a dos discursos uno que rescataba y exaltaba el Pacto de la Moncloa como un modelo a replicar, pero no en nuestro distrito donde los afiliados no cuentan por un lado, y por el otro una arenga afiebrada, exaltada, provocadora y agraviante de parte de Gustavo Benedetti, que tuvo que ser "salvado" de las protestas de los vecinos por Ernesto Sanz, quien después de decir el clásico "calma radicales", llamo a reconstruir entre todos los sectores el partido sobre la base del compromiso a futuro con las decisiones del partido.
Pero para que esto suceda debe de existir un partido nacional único centralizado y democrático en el proceso de toma de decisiones y no una confederación de estructuras locales que pivotean sobre algún dirigente, que a partir de la crisis del 2001 hacen lo que creen conveniente para sobrevivir al diluvio.
Quizás sobre esto haya tal vez que hablar en otro momento.
Construir la UCR sobre la base de un programa liberador, que se proponga cohesionar socialmente a los más desposeídos, que tenga por norte la educación pública universal y gratuita, como asimismo la salud, una renta básica universal por cada niño en situación de escolaridad, la promoción del empleo registrado y una sociedad sustentable, debe ser el compromiso y la tarea de la hora.
Pero parece que la sensatez, la cordura y el espíritu amplio y generoso pedido por el Presidente del Comité Nacional, que no le escapo al bulto, según sus propias palabras cayó en saco roto.
Bueno la verdad es esta amplia mayoría democrática de 14 "dirigentes", son coherentes con la historia de su jefe, y me acuerdo de la primera anécdota, que a modo de muestra lo pinta de cuerpo entero, en 1970 se realizó un Congreso de la Juventud Radical en Tucumán, la regional Buenos Aires de la Franja Morada había consensuado un documento para discutir en ese plenario. Viajaron dos personas: Moreau con el resultado de una colecta realizada entre todos los militantes y Ricardo Campero que como todos saben es tucumano y hacia de anfitrión, cuando regresaron a Buenos Aires nos enteramos que Leopoldo había cambiado una parte del documento con la excusa de que como estaba redactado "no pasaba", la primera de las disputas juveniles se había desatado, la primera de las mañas había aflorado a flor de piel, hay muchos radicales que pueden dar cuenta de esto, la historia tiende a repetirse.
Puedo contar otra historia en el mismo sentido que vincula al otro grupo y me refiero a la CON, cuando la Convención Nacional se reunió en el CENARD, para tratar la obediencia debida, el entonces Presidente del Comité Nacional de la JR Carlos Raimundi, realizó reuniones con los grupos que nos oponíamos a tal decisión, en el marco de la JR de la Capital Federal el sector mayoritario se dividía en quintos, el quinto centro proponía hacer presión en todos los frentes, quienes eran convencionales metropolitanos impulsamos instruir a los convencionales nacionales del distrito y por el otro se decidió movilizar; eso se consensuo con la coordinadora de la Pcia, llegado el día del plenario, no movilizaron lo que se habían comprometido y Raimundi & Cía personalmente, bajaron para apretar a los díscolos y la fundamentación corrió por cuenta del mudo Alconada Sempe.
Igualito que el tango, ”… la historia vuelve a repetirse”, pero para estos muchachos les vendría bien leer a Lacan y Delueze, digo por lo del síntoma y la repetición.
Es imposible retrotraer las agujas del reloj de la historia y más cuando se forma parte de un partido que es parte indisoluble del pueblo argentino.
Un pueblo que rechaza el autoritarismo, un pueblo que espera transparencia y coherencia.
Pero hoy como ayer, la respuesta de los militantes y los afiliados que quieren un partido serio, que de respuesta a los reclamos comunitarios será la misma, honestidad ideológica y coherencia política: acordar reglas claras para todos, nos vamos a organizar y los vamos a derrotar, por prepotencia de trabajo y porque el futuro es del porvenir y el porvenir es nuestro.