martes, 7 de julio de 2009

Gobernabilidad - Gobernanza. Un problema dual de nuestro tiempo resuelto a través del trabajo

A manera de introducción

Durante los últimos años el mundo de las ciencias sociales, el de la política y el de los ciudadanos de a pie esta siendo atravesado por una serie de conceptos que involucran a los sujetos ya sea en forma de discurso y que es hablado por medio de estos. En consecuencia se ha constituido una sofisticada querella política acerca de los problemática gubernamental que ha sido instalada en forma de agenda política con intereses subalternos. Como la derrota electoral que sufrió el oficialismo gobernante en las elecciones parlamentarias de medio término que implica una fuerte disminución de su sustentación social, que a pesar de lo acotada de la misma llega al 35 % de las preferencias del electorado, alerta acerca de los desafíos a futuro, del sistema de representación política, tal cual venía desarrollándose en los últimos seis o siete años, esto es un desplazamiento del escenario de los partidos políticos como vehiculizador de las demandas societales hacia el escenario artificial donde una “concertación plural” enlazando políticas con los denominados “movimientos sociales” pretendió desplazar el debate parlamentario, por unos acuerdos programáticos para la profundización del “modelo” puesta en marcha por Néstor y Cristina Kirchner, para sostenerse en el poder, utilizando la lógica del amigo enemigo sostenida en su oportunidad por Karl Schmitt, releída en clave populista por el politólogo Ernesto Laclau.
Ahora bien poco antes de desatarse la crisis financiera internacional, a partir de las disputas internas en el frente gobernante y las fracturas operadas al interior del mismo, el matrimonio presidencial gira nuevamente al PJ tratando de rearticular una vez más políticas con eje en el mismo, obligando al compromiso de los intendentes de la provincia de Buenos Aires con las llamadas listas testimoniales.

La gravedad de la crisis económica ocultada parcialmente con los planes licuadoras diseñado para el segmento AB2 de la población y sostenidos con los fondos del sistema de seguridad social, los indicadores del INDEC falseados deliberadamente por la intervención que sufre ese organismo del Estado, la caída de la actividad económica, la creciente desocupación que impacta en los estratos medios-bajos de la sociedad y que no llega a ser paliados por los planes asistenciales focalizados, son los emergentes más visibles, más negados desde los vértices del gobierno y al mismo tiempo o como consecuencia directa de esta afirmación, menos discutidos políticamente, que nos permiten sostener que el “modelo” esta escorado.

Esta situación política institucional, sumado a la existencia de un cuadro de, - en palabras de la CEPAL -, vulnerabilidad social que se manifiesta en la sensación de riesgo, inseguridad e indefensión que actualmente alberga a la mayoría de la población en nuestro país, hace necesario que analicemos en detalle algunas cuestiones a manera de reflexión colectiva para generar la masa crítica que nos permita salir de este laberinto y no repetir como Sísifo el mismo castigo o la misma historia.

El orden político establecido en nuestro país se hace cada vez más difícil de sostener.

Una multiplicidad de acciones divergentes por su origen pero convergentes en sus efectos afectan al conjunto del pueblo argentino.

Estamos convencidos que la salida de la crisis no puede ser individual y tampoco estrictamente nacional, y en ese sentido se torna necesario iniciar acciones conjuntas con el resto de los países (serios) del hemisferio para enfrentar la crisis y superarla, teniendo como premisa que de no hacerlo nuestras futuras generaciones, es decir nuestros hijos y los hijos de ellos, no tendrán futuro.

Esta es una Nación llena de paradojas, enclavada en un territorio sumamente vasto y rico que por ausencia de obras de infraestructura hoy posee extensas regiones castigadas por el flagelo de una sequía como no se veía en los últimos cincuenta años, demás está decir que hace diez años padecíamos importantes inundaciones sin que se realizaran obras de infraestructura que contemplara ambos casos, y una creciente soja dependencia sostenida por una demanda internacional que pretende ser aprovechada al máximo por los sectores productivos agropecuarios en detrimento de otros nichos de la actividad económica regional que son necesarios para el desarrollo sostenido y sustentable del territorio propicio para la siembra y la ganadería.

Por la aplicación a rajatabla de medidas de ajuste estructural de la economía y por seguir los consejos de los personeros del establishment, pagamos capital y servicios de la deuda externa a los tenedores externos de los títulos aunque con un discurso pseudochauvinista se le “vendió” al conjunto societal que estábamos en el mejor de los mundos y que habíamos realizado una acción de economía política soberana, en forma paralela abrimos nuestra economía a mercaderías producidas con mano de obra esclava, importamos “esclavos laborales” que son ocupados sin ningún tipo de protección socio-sanitario y laboral en detrimento de mano de obra local, en aras de sumarnos al primer mundo aceptamos sin propuestas políticas alternativas a una globalización impulsada por el capital trasnacionalizado acatando a pies juntilla los consejos de los “inspectores de la marcha de nuestra economía” que nos proponen una vez más volver a las recetas diseñadas por el FMI.

Paralelamente la aduana era y es, un inmenso colador por donde ingresan miles de millones de dólares en productos por año que inundan el mercado a un precio vil, lógicamente por que no tributan.

En forma simultánea los efectos de esta apertura de la economía, nuestra sociedad sigue padeciendo los que están siendo acarreados desde hace 30 años, cuando se produjo la mayor transferencia de deuda privada al sector público cuando hubo una especie de socialismo al revés, al nacionalizarse la deuda externa privada. No es baladí repetir que en un depósito del Congreso Nacional duerme el eterno sueño de los justos el informe elaborado por el Dr. Alajandro Olmos un patriota que algún día no muy lejano encontrará su justo lugar en la historia de nuestro país.

Para complejizar más aun este cuadro, hay que recordar que a comienzos de los noventa y como consecuencia de un proceso de privatizaciones y concesiones de empresas de servicios públicos se transfirió el patrimonio social acumulado por décadas del conjunto del pueblo argentino a unos pocos grupos económicos, altamente concentrados que aumentaron las tarifas de los servicios que prestaban sin que ello se viera reflejado en la calidad de los servicios que ofrecían y siguen percibiendo los mismos subsidios que antes percibían las empresas del Estado por un lado y sin control ya que los entes reguladores de las distintas actividades en la práctica funcionan como apéndices de las empresas a las que tienen que controlar por el otro, en tanto recientemente y para cerrar cuestiones de la interna pegotista, o mejor dicho para consolidar el giro hacia la pejotización del gobierno algunos de esos servicios han vuelto a ser administrados por el Estado nacional, lo que no está mal si por ejemplo al mismo tiempo liquidara LAFSA y su personal calificado se incorporara a la de Aerolíneas Argetinas, terminara allí la persecución política a más de 150 empleados entre pilotos y técnicos separados de sus puestos por no compartir los disparates de un grupo de dirigentes sindicales puestos a dirigir la empresa y se separa de cargos de conducción a funcionarios que responden al grupo Marsans aún en funciones.

Para finalizar el Estado Nacional transfirió responsabilidades que le eran propias a las Provincias y estas a los municipios.

Los gobiernos locales, debido a los procesos de transferencias antes aludido de responsabilidades han tenido que asumir, un rol más dinámico y comprometido con la totalidad de los problemas que afectan a la población y que básicamente pueden agruparse en cuatro retos o nuevos desafíos:

- la construcción de un sistema democrático sólido que pueda resistir la embestida permanente de los poderes fácticos que se resisten a ceder los espacios conquistados durante los gobiernos de facto que se instalaron en el continente durante la última mitad de la década del 70, que aseguren gobiernos democráticos y de mayorías, co – ayuden a la sociedad civil a construir ciudadanía y que canalicen las demandas y conflictos sociales.

- la democratización social, que implica el fomento a la participación ciudadana y a la superación de las desigualdades e incertidumbres que asolan a la humanidad, teniendo en cuenta especialmente el carácter nuevo de la exclusión social y sus efectos colaterales; esto es la total marginalidad de los excluidos del sistema y la prescindencia de la sociedad integrada hacia estos; esto significa que la sociedad que se defina a si misma como democrática deberá implementar la articulación de los recursos tácticos, estratégicos e ideológicos de los que dispone para terminar con este flagelo, ya que aquí confluyen dos situaciones contradictorias y simultáneas a la vez: la expansión y el estrechamiento de las condiciones de ciudadanía.

- la redefinición del rol de la economía y la autonomización de ésta respecto de la política, del modelo de desarrollo a implementar en el que el mercado y la apertura internacional no bastan para redefinir el proceso de inserción de la totalidad de la economía local o nacional en el mundo globalizado y no sólo a los sectores incluidos de la sociedad.

- la rediscusión de los conceptos de modernidad, la construcción de sujetos democráticos desde una perspectiva alterna y posiciones colectivas.


Todo este proceso, la transferencia de responsabilidades, enmarcados en políticas de descentralización y regionalización y los retos que conllevan, se han dado en denominar por el rol que adquieren las ciudades y las regiones frente al aumento de los reclamos de los ciudadanos “el nuevo localismo”.

En consecuencia el papel que los gobiernos locales cumplen con relación al desarrollo económico de sus comunidades, tiende a ser cada vez más alto y más crucial ya que,

- apunta a llenar el vacío que se ha generado como consecuencia del retroceso de los gobiernos nacionales

- soporta los efectos y las presiones, que ejercen los organismos de crédito multilaterales y los grandes acreedores externos tenedores de « títulos de la deuda externa », que no aceptaron las propuestas Lavagna para su cambio, para que el gobierno nacional se hagan cargo de la totalidad de la misma, desatendiendo en consecuencia los reclamos sociales

- sufre sobre el territorio los procesos de autonomización de la economía y las comunicaciones, que han traído aparejado el cierre de plantas fabriles, la desocupación de millones de personas, procesos de desafiliación social creciente, y consecuentemente nuevas incertidumbres

- la crisis de los modelos y los paradigmas productivistas de matriz desarrollista interna como consecuencia de los efectos devastadores de la globalización


Los gobiernos locales y las instituciones afrontan cada vez más y mayores demandas de parte de la sociedad.

No sólo en lo referente a las mutaciones vinculadas al mundo del trabajo y la equidad como consecuencia de los avances de la tecnología, es decir el desempleo generalizado y la pobreza estructural, los retrocesos y vacíos del modelo del estado de bienestar keinesiano, en lo referente a políticas de pleno empleo registrado, mejoras y extensión de los beneficios en la seguridad socio-sanitaria, sino también a aquellas vinculadas a las nuevas demandas educativas, la degradación constante y creciente del medio ambiente, malestar social creciente que se manifiesta a través de violencia en las escuelas y los hogares, sentimiento de aumento de inseguridad por parte de los ciudadanos, mayores niveles en el consumo de sustancias farmacológicas de uso prohibido, etc.

Este aumento de los reclamos colectivos y de situaciones sociales antes desconocidas, por su complejidad y diversidad desborda las capacidades de los gobiernos locales y nacionales, por la falta de respuesta del sistema político, agrava los males que padecen las sociedades atrapadas en un ajuste estructural de sus economías que parecen no tener fin, la ineficacia e ineficiencia en la prestación de los servicios públicos muchos de ellos privatizados y la falta de control por parte del Estado sobre los mismos.

Paralelamente asistimos a un renacer de las ciudades, estimaciones realizadas por la ONU sostienen, que dentro de aproximadamente 10 años las 2/3 partes de la población mundial vivirá en ciudades, las mismas estarán colmadas de personas que huyen del campo buscando nuevos horizontes que se les niega en aquel. Esta constante migración del campo a las ciudades pone de manifiesto el carácter eminentemente urbano de la pobreza estructural.

Asomarse a un "balcón urbano” implica ver frente a nuestros ojos un remarker de "Blader runner", que nos asusta desde nuestra mala conciencia formada en el proyecto inacabado de la modernidad y las frustraciones que conlleva en si misma.

El vértigo y el vacío propio de las acciones fractuales de la postmodernidad periférica nos asola.

Ahora bien, si la ciudad es entendida como un espacio dotado de un conjunto de elementos capaces de promover la identificación con un espacio de relación interpersonal y de erigirse en un hecho histórico frente al aumento de esos lugares del anonimato y el vaco que al antropólogo francés Marc Augué denomina "le non liex" (los no lugares) y que se multiplican día a día como efecto del discurso de la postmodenidad períferica, construir los elementos estructurantes de una nueva cultura política ciudadana, auténticamente democrática y que se articule en el ejido de la ciudad sin restricciones, sin barreras y sin fronteras, es una asignatura pendiente del campo popular y de un gobierno que representa los intereses del pueblo y que afectan la calidad de la democracia.

Paralelamente, percibimos que existe una profunda crisis del sistema de representación político institucional, y la sociedad se siente cada vez más alejada de sus representantes.

El problema: legitimidad y eficacia, o legitimidad, efeciencia, eficacia y efectividad

La existencia de un gobierno democrático ha sigo siempre una condición elemental para la vida civilizada en una ciudad.

En consecuencia, el gobierno desde el momento mismo de la aparición del Estado moderno, y también quizás antes de este fenómeno, resulta ser y consiste en una institución legalizada, que se erige en núcleo central de una comunidad política, que debe contar con los siguientes atributos

- ostentar y detentar la autoridad suprema del Estado, su soberanía

- transmitir ordenes a los ciudadanos -, que deberían acatar, es decir ordena la vida económica, social, cultural y política de la población hasta donde llega el alcance de estas órdenes

- distribuye y redistribuye los bienes y recursos materiales que controla según su voluntad, atribuye ingresos, extrae impuestos y los destina para servicios, infraestructura, centralidades, riqueza y bienestar entre los ciudadanos

- otorga y quita privilegios, autoridad y reconocimiento a sus súbditos, es decir distribuye honores, castigos y ventajas o desventajas sociales a individuos, o colectivos sociales determinados

- se responsabiliza por la gerencia de aquellos aspectos de la vida social que no pueden estar en manos exclusivas de un grupo particular, pues son bienes u objetivos generales como la conducta de guerra, la emisión de moneda o la administración de justicia.

Estos atributos constituyen las condiciones esenciales y que ha de cumplir cualquier gobierno para que su existencia no sea precaria: la legitimidad y la eficacia.

Entonces a grandes rasgos podemos señalar que la gobernabilidad consiste en ejercer a la vez estas dos funciones.

Sucede asimismo, que su cumplimiento no siempre es perfecto. Entonces se puede hablar de un gobierno ampliamente ilegítimo con frecuencia basado en el ejercicio del terror político y del terrorismo de Estado para conseguir la obediencia y ejercer la eficacia, hasta aquellos que gozan de un amplio consenso popular en el desarrollo de sus actos gubernativos, pero que carecen de eficacia, eficiencia y efectividad en sus acciones.

La cuestión central para analizar con ustedes es aquella de deviene de la precariedad endémica que presentan los gobiernos latinoamericanos en esta hora como consecuencia directa de los efectos de la mundialización del orden económico y sus efectos directos y colaterales al interior de nuestras sociedades, de las presiones que ejercen los tenedores de los títulos de la deuda externa que no entraron en el mega cange propuesto por el gobierno en su momento, a través de algunos gobiernos centrales, de los organismos de crédito multinacional por un lado, y de la incapacidad de los partidos políticos populares de elaborar estrategias alternativas y creíbles para construir poder popular, de generar la masa critica capaz de ponerla en marcha.

Una definición

La cuestión radica en entender que la modernidad que pretende haber resuelto democráticamente las antinomias de legitimidad y eficacia, es precisamente la causa central y específica de los problemas de ingobernabilidad que dificultan la consolidación de nuestro sistema democrático y el bienestar de nuestro pueblo. Es decir el logro de los ideales y objetivos como civilizaciones de libertad, progreso y paz.

La modernidad puede ser entendida entonces como un vasto y complejo proceso cultural orientado hacia la creación de una comunidad política democrática y plenamente legítima, cuyos órganos gubernativos sean capaces de alcanzar esos objetivos de progreso, bienestar, ciudadanía y paz.

Entonces podemos decir que en nuestra concepción gobernabilidad es la cualidad propia de una comunidad política según la cual sus instituciones de gobierno actúan eficazmente dentro de su espacio de un modo considerado legítimo por la ciudadanía, permitiendo así el libre ejercicio de la voluntad política del poder ejecutivo mediante la obediencia del pueblo.


Gobernabilidad - gobernanza

Ahora bien en el estadio en el que se encuentran nuestras sociedades esta definición de gobernabilidad se ajusta a lo queremos?

Hace un tiempo nuestra sociedad se halla nuevamente faranduralizada con la aparición de candidatos que alegremente dicen que no saben nada de política, de otros que se presentan como lo “nuevo de lo nuevo” gastan fortunas rayando la violación a la ley sobre este tópico – el gasto de campaña- que son la cara visible de una nueva derecha populista, más formada y en consecuencia más peligrosa pro que no nuestra sus verdaderos objetivos, y que permanente se nos llama a optar al mejor estilo falaz de la revista Para Ti “ entre lo que se quiere o que se puede”, sin permitir discursivamente la existencia de una tercera opción: lo que se debe hacer.

Si nosotros planteamos como necesidad recrear los planteos originales de la modernidad clásica y como señala Marshall Bermmann la modernidad es proyecto inacabado, hay que recostarse en el planteo de unos de los filósofos más importante de este proyecto. Me refiero concretamente a Emmanuel Kant y en consecuencia optar correctamente por aquello que “debemos hacer”, en el marco de un “sapere aude”, para que el sistema recupere la confianza perdida por la ciudadanía.

Para ello es necesario hacer un buen gobierno, crear gobernanza.

José Luis Coraggio enseña desde unos años con la metáfora de un barco que guiado correctamente en medio de una tormenta llega a buen puerto y aquel que por carecer de buen piloto de tormenta queda a la deriva; en tanto, el escritor y psicoanalista argentino Germán García suele decir que cuando un barco se hunde unos gritan y otros organizan el salvataje.

Entonces es necesario construir gobernabilidad a través de la participación democrática popular, es decir con realismo y pragmatismo encarar acciones de gobierno apoyado en mecanismos que amplíen la base de sustentación del gobierno, mejorando el estándar de vida de la sociedad, y reduzca sustancialmente el riesgo de un crack institucional.

Es decir lo contrario a la política confrontativa delineada por el ex Presidente (en ejercicio).

Las opciones a futuro

Es decir, es necesario alcanzar un desarrollo sustentable de nuestra sociedad, propiciando la mejora del capital social nos enfrenta a tres dilemas

- el que parece instalarse y que es funcional al fundamentalismo del mercado que destruye el sistema político institucional, agrava la vulnerabilidad social y destruye el medio ambiente

- una posición ecologicista y centrada en el en la defensa inmediata de los derechos humanos que minimiza la cuestión económica

- una centrada en la permanencia y perfeccionamiento de las instituciones de la democracia representativa, que posterga las transformaciones económicas estructurales y profundas que se necesitan para el desarrollo sustentable, al quedar estos objetivos subordinados al mantenimiento o la construcción de algunos equilibrios políticos y “al realismo político”.


La construcción de una red de protección ciudadana. La economía social

Como el espacio que tradicionalmente era ocupado por el Estado social a través de una red de servicios para la promoción social de los derechos de los ciudadanos durante los últimos cincuenta años, primero fue desacreditado por ineficiente y luego abruptamente desarticulado por la desfinanciación del mismo partir de las políticas de ajuste estructural de la economía, con el objeto final de privatizar los servicios que presta.

La apuesta que afrontamos entonces desde el campo democrático y popular es la de crear espacios para la reconstrucción de ese Estado social, trabajar los intersticios que nos ha dejado la globalización - esa mezcla siniestra de autonomización de la economía y la comunicación-, revalorizando el sesgo autónomo que debe de tener la política, repensar las articulaciones entre lo formal y lo incluido por un lado con lo informal, lo marginal y la denominada nueva economía de los bordes por el otro. Esta apuesta no esta perdida del todo, ni mucho menos ya que a nuestro criterio existen aspectos reales que siguen de pie y que nos permiten pensar que es posible reformular el andamiaje del Estado social desacreditado por los pensadores de la derecha y el posibilismo. Creemos por lo tanto que hay que revalorizarlo resignificando las ideas fuerzas que le dieron origen y rearticulando los actores estratégicos que deben de asumir el compromiso público de su defensa y reconstrucción tanto desde el imaginario social y cultural como desde lo práctico.

Hoy en día, vivimos la tensión de dos cosmogonías

- la que es sostenida por los sectores vinculados al neoliberalismo y que asegura que ha de ser la mano invisible del mercado la que regule las relaciones sociales

- la de los que creemos que el Estado social deberá de ser reconstruido desde el Estado mismo como consecuencia de la conformación de una nueva hegemonía política y social que vencerá las dificultades que aparecen en el camino por medio de una batalla cultural

Para nosotros la estrategia de despegue se basa en potenciar un sistema de economía social y sus instrumentos.

Definir una empresa social parece hoy en día un verdadero oximoron. Nosotros en el aparente nudo que existe entre democracia y participación, rescatamos las ideas del valor de la solidaridad y los lazos fraternos construidos entre iguales, y de ellos los mecanismos del asociativismo y la cooperación; de allí entonces llegamos a nuestra primera aseveración : la razón social de la empresas social es cooperativa, es una estrategia productiva, pero anclada en lo social, para salir del asistencialismo y desde la economía de los bordes incursionar en lo formal o de lo reproductivo.

Para ello debemos embarcados en despertar la capacidad emprendedora que subyace en aquellos individuos que fueron expulsados del mercado formal para que encaren proyectos individuales y colectivos de emprendimientos productivos, saberes multidisciplinarios, para reconstruir el proyecto inacabado de la modernidad bajo el ordenador social que constituye el trabajo y derrotar el pesimismo y el malestar que asola a nuestra sociedad, con voluntad política, coherencia ideológica y honestidad intelectual.

Pero sin embargo, el malestar que atraviesa a la sociedad en nuestro país esta ligada a la existencia de un desempleo centralmente estructural y cuyos índices permanecen inalterables desde hace más de cinco años, a pesar de todos los planes de ajuste implementados.

La persistencia de este desempleo, alienta la sensación de pérdida de la identidad colectiva y nacional por un lado y una incertidumbre y un vacío existencial por el otro, destruyen el tejido social.

Pero estos fenómenos, son más profundos aún, porque lo que está en crisis o quebrado es tanto la organización societaria tal como la conocemos, como el sistema de representación del imaginario social colectivo.

Como la situación no puede comprenderse bien, el futuro comienza a percibirse por la sociedad como algo alejado a sus necesidades desde una perspectiva de rechazo y resignación.

Como es sabido en el contexto de la crisis que vivimos desde hace varios años recrear experiencia novedosa de reingeniería social como las diseñadas en Italia por Ota de Leonardis, Diana Mauri y Franceco Rotelli o las que impulsan grupos altermundistas franceses, creada desde el seno mismo de la sociedad, son una propuesta válidada, ya que

- es una herramienta idónea para la participación social y comunitaria, por que moviliza a los actores sociales con un objetivo concreto: mejorar las condiciones de vida de las personas que participan de los emprendimientos

- refunda el significado de pertenencia a una comunidad ya que dentro de la empresa social el individuo deja de sentirse un paria, para formar parte de esa micro sociedad de iguales que ahora no lo excluyen sino que por el contrario lo incluyen en el sistema de relaciones que se forman allí

- incluye desde una perspectiva alterna al sujeto dentro de la comunidad

- potencia y acrecienta los intercambios culturales y sociales

- resignifica el valor de la necesidad

- analizan mediante un auténtico proceso de democracia participativa las actitudes de los integrantes desde una perspectiva humana, alterna y crítica

- propicia redimensionar el consumo de los individuos por medio de un sistema de compras comunitarias, que lo hace consumir lo necesario

- revaloriza el valor de uso de los productos, porque ahora los miembros de los nodos, en este proceso no adquiere elementos, productos e insumos innecesarios, tronando de esta manera sustentable y armónico su vida rompiendo de esta manera la lógica del consumo fútil

- es una oportunidad construida colectivamente por excluidos del mercado formal del trabajo, para reinventar el mercado a través de la economía social y sus instrumentos, apelando a la confianza y a la solidaridad, en lugar de la cruda competencia instalada por el mercado

Plantea entonces

- el aprovechamiento integral de los bienes y servicios que son generados en el seno de la sociedad

- la capacitación integral de las personas que participan en el programa

- el desarrollo de una pauta cultural para la construcción de ciudadanía

- promover los principios de la economía social y el asociativismo

- propiciar nuevas formas de emprendimientos solidarios


Estos últimos suponen enarbolar un conjunto de ideas tales como

- la autogestión

- la democracia

- la cooperación

- la reciprocidad

- la responsabilidad social

- la sustentabilidad

- el desarrollo humano

- la participación social

- el igualitarismo

En este sentido creo necesario mantener latente las condiciones que se han establecido para instalar en marco de los máximos niveles decisorios de los ejecutivos comunales y provinciales la necesidad de impulsar la creación de empresas sociales como una herramienta y una estrategia idónea para salir de la crisis, a partir de Programas de Desarrollo Local, construyendo ciudadanía inclusiva.

Estos proyectos no son viables si no se privilegian la eficacia y la eficiencia del funcionamiento del sistema democrático y su articulación con la totalidad de los actores económicos que ostenten el mismo pensamiento y que estén dispuestos a posicionarse en esta coyuntura con otro norte distinto del actual.

Un norte que sea capaza de maximizar la utilización de los recursos económicos improductivos con una lógica de integración y no de exclusión, con una lógica que contemple

- el consumo justo

- el comercio ético

- la seguridad alimentaria de la población

- las inversiones sociales

- criterios de complementación campo – ciudad

Estos son las ideas fuerza que nos hacen pensar que a pesar de ser solo una de muchas más que pueden elaborarse, esta idea puede transformarse en una herramienta idónea para contribuir a la construcción de la gobernabilidad, sin repetir los herrores y los orrores (para que se noten) que cometimos en el pasado y que permitió que reviviéramos el mito de Sísifo.

Postscriptum con los años

El esqueleto de este texto fue escrito allá en el 2001, para la Jornda Avellaneda para todos organizada por Fernando Landaburu, en el marco del Programa REDINCO de la Municipalidad de Avellaneda, tengo que agradecer al Dr. Joaquín Alonso Freire, Vicerrector de la Universidad Margarita Abreu de La Habana Cuba, pero por sobre todo un amigo y compañero de ruta que no solo aporto sus comentarios y reflexiones, sino que además me cedio unos textos que estan publicados en este espacio, y del que no se nada hace varios años; el agradecimiento también es extensivo a Nicolás Entel a quien conocí como un destacado militante de la Franja Morada Secundaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires, y al igual que Joaquín aportó y sugirió ideas que tome al momento del establecimiento de la redacción final del trabajo.

sábado, 30 de mayo de 2009

Consumo luego existo

Un libro que mando mi amigo Miguel Ponce y recomiendo

Tomar Partido

Un libro importante de Jesús Rodriguez